15 de junio de 2009

A un ciprés

A los pies de mi cama hay un ciprés
me comenta si hay viento, si hay calor,
yo insinúo quedarme en un estático sueño cuando
levanta sábanas en un cielo de cohetes

ahí va solito, mar adentro.

Trato de conversar con la palabra néctar
de la que a estas horas no logro encontrar su sabor
como si pudiera juntar testimonios acertados
de una quimera arrugada por los frutos.

Se trata de una resistencia al fatuo
ando ejercicio de esperar, obligada al sitio
de la silla que tira dentelladas,
tragando aire de tierra, de ignominia supina.

A los pies de mi cama hay un ciprés
que se comporta como río y me platica de islas
y en días como hoy, agarro las esquinas de sus velas
para caídas.

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