7 de septiembre de 2010

Mi querida Brigada,
No es fácil decir adiós. Sabes que detesto las despedidas porque no son más que un pequeño drama mal ensayado. Yo al menos cierro los libros cuando me aburren, no cuando leo su última página. Si llego hasta el final, es que se quedan conmigo, sin importar cuál sea la palabra previa al punto final. Te saqué de tu país y te rodé hasta agotarte. Cambié tu nacionalidad, te puse en adopción por un año, te metí a la selva y al desierto... A veces me pregunto si te gustó ser mexicana, pero qué importa esto! sé que para tí no hay fronteras.

Pasamos por el fin del mundo y eso que las dos pensamos que el mundo no tenía fin. Te di varios sustos y disgustos, y tú a mi y a muchos otros. ¿Te fijas? hasta Edmón quiere llevarte a Ciudad Juarez, ahora!! que ya no puedes contigo misma y se te cae la chapa a pedazos. Lo has dejado deschavetado y hasta dolido. Puro amor. Gracias por haberme hecho sentir libre. A mi, y a todos los que te conocen. Eres grande.

Perdóname por haberte querido vender y es que necesitaba la lana. Estás llena de historias, eres una leyenda rodante ¿cómo me atreví siquiera a ir a esas ferias de hombres trajinando con carros sin espíritu? Y yo que no lograba desvaluarte, dejarte ir con cualquier desconocido. Sabes que soy un desastre poniendo precio a las cosas. Al fin pudo más mi corazón que mi bolsillo vacío y traté de dejarte en buenas manos.

Chao Brigui. Espero que el teatro no te llene de demasiadas cosas, ni de broncas. que te cuiden como yo lo hice. iré a verte. te lo prometo. sé fuerte.

marta.


0 comentarios: