27 de diciembre de 2010

haz

En la mañana no había manera de estar sola y me fui al hospital donde había mucha más gente.
El hospital de la navidad
lleno de caras de orujo y de confeti
y de pegatinas verdes
paciente-familiar, familiar-paciente
se me olvidó quién era yo
y me fui a mi casa.

En la tarde unos niños
2 en la acera
2 en un balcón enrejado
los de la calle lanzaban la pelota a los del balcón enjaulado, que con solo cuatro manos al aire trataban de agarrar el balón que volaba lejos de su alcance. ¡cógelo! ¡cógelo! Suspiran.
En verdad respiran y miran. el suspiro lo puse yo. hacía arriba los de abajo y hacia abajo los de arriba. ¿por qué no bajái?!!!!!!!!! ... ... .... porque se acabaría el juego.

El resto de la tarde, el resto del tiempo

En la noche el dolor
¿cómo hacer para penetrar poeta?
están todos los libros diciéndome a la vez que están prohibidos los suspiros. Ya sé...dejen el coro!! de hecho detesto los suspiros por muchas razones, la mayoría por su naturaleza ambigua. Pero este no es el tema. El tema es que ahora sí ya se fue la luz.

Y continúo llorando todas las fugas

(no sé como me las arreglo para que a mis días se les vaya la luz)

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