Tejados griegos
Cuatro de la tarde. Con los ojos entrecerrados observaba a
Parlamento y Senado, que en lugar de construir argumentos, juegan a a darse
festines y a revolcarse, y más tarde cuando ya se han aburrido, se asean
mutuamente y luego se arañan… Raciocinia, abre los ojos, mira hacia los olivos
y decide alejarse de ellos sigilosamente.
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